Cuando el sol tan rojo cifrado en su nombre
Lo atacó de frente como una condena
Llevaba en su cuerpo las mil y una noches,
La última copa, la última cena.
Se vistió despacio, en cámara lenta,
Se miró al espejo arqueando una ceja,
Suspiró profundo y sacó la cuenta,
Tan fino, tan dulce, tan solo, sin quejas.
Al subirse al auto bajó la bandera,
La puta costumbre se dijo y apenas
Era la tarifa del tiempo de espera
Más cara de todas, una vida entera.
Puso un tango reo buscando el consejo
Que nadie le daba en medio de aquello,
El bar de la esquina quedaba tan lejos…
Perros de la calle!… Dónde estaban ellos…!
Quedáte tranquilo, en la dulce espera
Que un día de furia lo tiene cualquiera…
Saltó el eslabón, rompió la cadena,
Era todo rojo en la carretera,
Lo que viviría ya era pasado,
El ser o no ser a una calavera.
Antes de bajar se miró las manos,
Se arregló el cabello, palpó su campera,
Caminó dos cuadras y al entrar por ella
Miró su reflejo sobre la vidriera.
Tarde para todo ya no era quien era.
La mató con rabia, se mató con pena
Y entre muerte y muerte vivió diez minutos
Mirando asombrado su última escena.
Ese sol tan rojo cifrado en su nombre
Se apagó despacio entre las sirenas
Y un fundido a negro cayó sobre todos
Que un día de furia lo tiene cualquiera…
Quedáte tranquilo, en la dulce espera,
Que un día de furia lo tiene cualquiera…
Vou terminar aprendendo espanhol com estas belas musicas.